Quinta, 07 de Novembro de 2024
   
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Un Anticristo Llamado Benedito XVI

El Anticristo es un personaje escatológico que, según la Biblia, aparecerá en los últimos días dominando la política mundial, haciendo prodigios extraordinarios, exigiendo adoración a sí mismo y persiguiendo al pueblo de Dios. La Biblia también lo llama de Inicuo, Hombre de Iniquidad y Bestia (2Ts 2.3-10; Ap 13.1-8).

A lo largo de la historia, en tiempos de crisis, muchas personas, creyendo que el mundo estaba a punto de acabar, intentaron relacionar el Anticristo a ciertas figuras prominentes. Sólo en el siglo 20, numerosos candidatos fueron apuntados como el Anticristo escatológico. Adolfo Hitler, el Papa Juan Pablo II, el Dalai Lama e incluso Ronald Reagan son algunos ejemplos. En tiempos modernos el nombre más citado es el de ¡Barack Obama!

Un hecho considerable, sin embargo, es que, por más que nuevos nombres surjan disputando el espacio del Anticristo en la mente de las personas, una figura en particular está siempre entre ellos: la figura del Papa. De hecho, desde la época de la Reforma Protestante, los evangélicos insisten en afirmar que el Papa es la bestia, tratando de mostrar el modo como él se ajusta a la descripción bíblica del "Hombre de Iniquidad".

Con todo, si el creyente desea ser cuidadoso y evitar afirmaciones osadas, debe reconocer que en las Escrituras existen dos tipos de anticristo: El Anticristo escatológico, aquel previsto en el Apocalipsis, que reinará durante la Gran Tribulación y que el mismo Señor matará con motivo de su venida; y también los habituales anticristos, declarados desde los tiempos de los apóstoles y que se multiplican sin parar, amenazando a la iglesia en todas las épocas. Este último tipo de anticristo no tiene necesariamente poder mundial. Antes, su marca principal es la perversión de la verdad y la difusión de doctrinas diabólicas.

El apóstol Juan habla sobre esta segunda clase de anticristos, diciendo que varios de ellos ya existían en su tiempo (1Jn 2.18). En aquellos días, una de las principales doctrinas falsas que ellos propagaban era la negación de que Cristo había venido en carne (1Jn 2.22; 4.2-3; 2Jn 1.7).

Es con esta distinción en mente, que debemos considerar si el Papa es o no es el Anticristo. Si el problema se refiere al Anticristo escatológico, entonces, por lo menos hasta ahora, es poco probable que Benedicto XVI se encaje en esa descripción. Sin embargo, si la pregunta es si el Papa es uno más de los muchos anticristos que surgieron en la historia propagando doctrinas falsas, entonces la respuesta es un enfático ¡"sí"!

De hecho, Benedicto XVI defiende y propaga doctrinas que ni de lejos encuentran apoyo en las Escrituras. Comentar todas ellas requeriría ¡la composición de una enciclopedia! Sin embargo, basta observar las tres columnas doctrinarias distintivas del romanismo: la doctrina de la transubstanciación (según la cual en la Eucaristía la ostia se transforma literalmente en la carne y sangre de Cristo), el culto a María y la infalibilidad papal. ¿Puede haber desviaciones doctrinarias mayores que estas? ¿Dónde están los fundamentos bíblicos de estos absurdos? Sin embargo, estas cosas son enseñadas en todo el mundo, abierta e insistentemente, siglo tras siglo, por todos aquellos que se someten a la autoridad del obispo de Roma.

Es esta ruptura con la verdad evangélica, este abandono de la clara enseñanza de Jesús y los apóstoles, que hace de Benedicto XVI un anticristo. Ciertamente que él no es el único y tal vez ni sea el principal entre los muchos que han surgido en nuestros días. Tampoco es correcto pensar que la Iglesia Católica es el mayor productor de anticristos. De hecho, hay tantos anticristos en el medio evangélico que se hace difícil concluir quien está al frente en esta disputa diabólica. Aun así, no se puede negar que, como promotor de tantas mentiras, el Papa actúa bajo la influencia del espíritu que, en los últimos días, dará poder al "Inicuo".

En conclusión, es necesario decir que, a la luz de lo que fue expuesto, la iglesia moderna debe preocuparse más con la amenaza de los anticristos actuales que con el descubrimiento del Anticristo escatológico. A veces, la atracción por el terror extraordinario ofusca la visión frente a peligros reales. Claro está que podemos entender esta tendencia -el Anticristo escatológico será mucho peor que los habituales.- Aun así, lo mejor realmente es huir de todos ellos.

Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria

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