Imposición de Manos
En el Nuevo Testamento, extender las manos sobre un candidato al pastoreo, al diaconado o al trabajo misionero era el acto que formalizaba la investidura del individuo en estas funciones, siendo notable la evidencia de que eran los lÃderes de la iglesia quienes participaban del gesto y nunca la congregación entera (Hch 6.5; 13.3; 1 Tm 4.14).
Antes de imponer las manos sobre alguien, sin embargo, era necesaria previa orientación divina, manifestada en la acción del EspÃritu Santo sobre la iglesia. Esa manifestación podÃa venir por intermedio de profetas (como parece ser el caso de Hechos 13.1-2) o por la voluntad expresa de la congregación (Hch 6.3; 14.23, en donde el verbo traducido en la NVI como "designar", también significa "promover la elección"). Una vez confirmada la voluntad de Dios en el sentido de que el "candidato" realizase una tarea especial en pro del Reino, la iglesia reconocÃa este hecho demostrándolo por medio de una señal externa, es decir, la imposición de manos, realizada por sus lÃderes.
AsÃ, al imponer las manos sobre alguien, los pastores están como que diciendo: "Como lÃderes del pueblo de Dios, nosotros, representando a esta iglesia, reconocemos que el Señor escogió a este hombre para su servicio santo, de modo que sobre él invocamos bendiciones especiales que lo capaciten en la realización del sagrado ministerio." Terminado este rito, el candidato entra oficialmente en las filas del santo servicio.
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria