Persecución: El Ataque que no se Detiene
La segunda forma en que la persecución se hace sentir es en el aspecto moral. Se trata de calumnias, falsas acusaciones, burla, desprecio, crÃticas, agresiones verbales, en fin, todo lo que puede producir un cierto grado de sufrimiento interno. A menudo, cuando viene bajo la forma de calumnia, la persecución moral tiene como objetivo incitar el odio de los demás contra los creyentes y asà estimular la persecución fÃsica (Hch 14.2).
¿Cuál es el propósito final de la persecución? Es muy claro. Los perseguidores quieren destruir la iglesia, ya sea a través de su devastación literal, o mediante la creación de un número creciente de personas que abandonan la fe debido a los sufrimientos ligados a ella.
Aunque sus formas y sus objetivos son tan inicuos, la persecución tiene gran utilidad en las manos de Dios. Por ella el Señor hace a su pueblo esparcirse llevando las buenas nuevas (Hch 8.1). Por ella Dios también disciplina a sus hijos, purificando asà la iglesia (1Pe 4.12-17). Por ella también el Señor prueba y fortalece la fe de los cristianos, haciéndolos héroes valientes, poseedores de un testimonio fiel e imbatible (Stg 1.2-4).
AsÃ, si existe un lado malo en las persecuciones, también hay un lado útil y la conciencia de esta doble realidad debe componer el pensamiento del creyente que desea  estar siempre preparado.
Pr. Marcos GranconatoSoli Deo gloria