Hondas y Tanques de Guerra
De hecho, las amenazas que los creyentes reciben de hechiceros ¡son muy divertidas! El creyente es habitado por el EspÃritu Santo (1Cor 6.19); quien le protege es el Dios del universo (Sal 23.4; 27.1; Rm 8.31); los ángeles valerosos en poder (Sal 103.20) son sus guardaespaldas (Sal 34.7; Hb 1.14); y él pertenece a la Iglesia de Cristo, contra la cual las puertas del infierno jamás prevalecerán (Mt 16.18).
AsÃ, al ser amenazados por un hechicero, el creyente se asemeja al soldado dentro de un tanque de guerra, recibiendo amenazas de un niño con una honda en la mano. Ante amenazas asà el creyente sólo tiene que reÃr. Después de todo, ¿cómo podrÃan los demonitos invocados por un hijo del diablo, tocar sin permiso en aquél que es propiedad exclusiva del Dios Omnipotente, delante de quien hasta los grandes demonios estremecen? (Ef 1.19-21; Col 2.15; Stg 2.19).
Debemos recordar siempre que los poderes demonÃacos son nada delante del poder del verdadero Dios. Además, debemos recordar también que incluso el poder limitado de los demonios sólo puede ser ejercido si Dios quisiera que asà sea (Jb 1.12; 1Sm 16.14-15; 1Rs 22.20-23; Lc 22.31; 2Co 12.7-9).
Todas estas lecciones deben servir para llamar la atención de aquellos creyentes miedosos que, incluso dentro de tanques de guerra, no duermen por la noche, preocupados con las piedritas lanzadas por niños mal educados.
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria