Sexta, 19 de Abril de 2024
   
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¿Barack Obama hace llover?

En la semana que pasó fuimos bombardeados por los medios de comunicación con informaciones sobre la toma de mando del nuevo Presidente de los Estados Unidos. Periodistas, comentaristas y analistas políticos hicieron comentarios optimistas, intercalados con imágenes de alegres multitudes que, en todo el mundo, conmemoraban el comienzo de una "nueva era". En los reportajes escuchamos expresiones como por ejemplo: “golpe contra el racismo”, “fin de la crisis”, “horizonte pometedor” y “esperanza renovada”.

Nosotros los creyentes no debemos ser pesimistas. De hecho, tenemos que orar por Barack Obama y esperar que, en el liderazgo de un país del cual dependen el rumbo de las naciones de todo el mundo, el nuevo presidente estadounidense haga un gobierno justo y sabio.

 

Sin embargo, no debemos olvidar que Obama es sólo un hombre como usted o yo. Además, debemos recordar que los problemas del mundo son el resultado de una combinación de factores que los hombres no siempre son capaces de controlar.

 

Por ejemplo: ¿Puede un hombre hacer llover y disminuir el hambre en el mundo? ¿Puede hacer parar de llover y evitar tragedias con fuertes impactos económicos? ¿Puede un simple ser humano cambiar el corazón de los pueblos, destruyendo sus preconceptos e intolerancia?

 

La respuesta a estas preguntas es evidente y los creyentes no deben olvidarla, de lo contrario caerán en la falla que Judá cometió en los días de Jeremías. En aquellos días, la crisis política fue terrible y Judá buscó a Egipto, creyendo que aquella potencia mundial tendría la solución a todos los problemas de la nación. Sin embargo, ¿Qué dijo Dios a través del profeta? “Maldito es el hombre que confía en los hombres, que hace de la humanidad mortal su fuerza, pero cuyo corazón se aleja del Señor” (Jr 17.5).

 

Tenga en cuenta que este versículo ¡se refiere a la confianza política! Exactamente la confianza que el mundo está depositando en Barack Obama. Así pues, nuestro deber, como ya se ha dicho, es suplicar a Dios por este nuevo líder americano. Sin embargo, cuando la decepción de todos llegue (La de Judá llegó... ¡Ella siempre llega!), no debemos quedar arrasados.

 

Seamos maduros, sabiendo que todo el bien procede de Dios. Quien espera la paz y la justicia de manos del hombre mortal siempre quedará frustrado.

 

Pr. Marcos Granconato
Soli Deo glori

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