Veneno Para la Suegra
Ella fue a la casa de un señor entendido en hierbas, le contó su historia y le pidió que le preparara un veneno para matar a la incómoda suegra.
“Yo le ayudaré”, dijo el hombre. “Lleve este paquete de hierbas venenosas y a los pocos vaya dándole a la anciana, sin que ella perciba. Entrevérela en su comida... También deberá evitar sospechas. Por eso, deje de contender con su suegra. Sea amable y demuéstrele amistad. Si ustedes continúan agrediéndose, tan pronto ella muera, cualquier sombra de sospecha caerá sobre usted”.
María fue a su casa y siguió todas las orientaciones del herbolario. Fue administrando gradualmente el veneno y pasó a ser simpática con su suegra. Tanto que, al pasar unas pocas semanas, ¡las dos vivían en la mayor amistad! Conversaban, reían juntas, compartían sus sentimientos, sus temores, sus historias y sus sueños.
Entonces María, muy arrepentida, volvió deprisa a la casa del herbolario. “Necesito un antídoto contra el veneno”, dijo ella. “Mi suegra y yo ahora somos amigas. Comencé a sentir gran afecto por ella y ya no quiero que muera”.
El hombre sonrió y dijo: “No se preocupe, María. Yo sabía que cuando usted comenzase a tratarla de diferente manera, todo esto iba a suceder. Por eso, las hierbas que yo le di ¡eran sólo vitaminas! ¡Su suegra está más fuerte que nunca!”.
La lección que María aprendió es simple: cuando alguien no sea de su agrado, trate a esa persona con amor y respeto. Hable con ella dócilmente, demuestre amistad e interés.
Haciendo así, poco a poco, sus sentimientos van a mudar y usted probará los efectos maravillosos de la antigua enseñanza bíblica: “No seas vencido de lo malo, mas vence con bien el mal”. (Rm 12.21).
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria