Los Tontos Insectos
Existe una planta carnívora muy hermosa a la cual llaman Sarracena. Ella tiene las hojas en forma de bolsillos: estrecha en la parte inferior y ancha en la parte superior.
Ese "bolsillo" contiene un líquido que da agua en la boca de los insectos. Atraídos por este líquido, los bichitos vuelan hasta el borde de las hojas y comienzan a embriagarse con las gotas que ahí encuentran.
En poco tiempo, sin embargo, los insectos comienzan a avanzar hacia dentro del "bolsillo" en busca de más delicias y, cuando se dan cuenta, ya están en el fondo. Entonces, de repente, la planta levanta los pelos internos de su hoja y forma una red aprisionando los bichitos.
Estos, por supuesto, intentan escapar, pero es inútil. Agotados, caen en el líquido que tanto les atrajo y allí mueren, consumidos por enzimas y ácidos.
El mundo hace con las personas lo que la Sarracena hace con los insectos. Atrae a los jóvenes, hombres y mujeres con las cosas que a ellos más les gustan. De ahí ellos van hundiéndose en estos placeres hasta que, finalmente, se dan cuenta de que fueron víctimas de una trampa cruel, siendo demasiado tarde para escapar de la ruina completa.
Todos sabemos sobre eso, pero ¿será que hemos sido cautelosos, o hemos volado demasiado cerca de las hojas del mundo, exponiendo nuestra vida como aquellos tontos insectos?
Tenemos que parar ya de jugar con el peligro y atender deprisa al llamado del apóstol: “Es ya hora de levantarnos del sueño… Dejemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz” (Rm 13.11-14).
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria