La Gloria Subterránea
Hace varios años visité las catacumbas de San Calixto en Roma. Allà los primeros cristianos realizaban sus cultos secretos, evadiendo asÃ, la persecución del Imperio.
Al comienzo del trayecto entré por una "puerta" que se parecÃa mucho a la de una gruta y comencé a bajar por escalones tallados en la roca. Varios metros abajo llegué a un estrecho y oscuro pasillo subterráneo ladeado por altas paredes repletas de tumbas horizontales en ellas excavadas de arriba a abajo.
Al final del fúnebre corredor, llegué a un espacio abierto, de forma medio redondeada, donde cabÃan, quizás, unas treinta personas. Allà era el salón de cultos de nuestros hermanos del pasado.
¿Qué tipo de lujo o comodidad tuvieron aquellos fieles y valientes creyentes? ¿De qué estructura patrimonial ellos disfrutaron? ¿Dónde estaban sus bancos, vitrales, cortinas e instrumentos musicales? Privados de todo eso, no obstante, allà se reunÃan ellos, oraban, cantaban y leÃan la Escritura auxiliados por la luz de una antorcha. Y con toda esa simplicidad ellos tornaron aquel lugar ¡más glorioso que el más suntuoso templo de la tierra!
¿Tendrá nuestro Cristianismo la misma fuerza, el mismo coraje y el mismo desprendimiento? ¿Nuestra disposición para servir y adorar juntos al Maestro es suficientemente amplia para superar las dificultades? Tal vez el tiempo nos de las respuestas a cada una de estas preguntas.
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria