El Padre de Sherlock Holmes y el Misterio de las Haditas
Doyle era un espiritista convencido. Escribió libros defendiendo su creencia y fue presidente de organizaciones espiritistas de renombre mundial. Como persona que cree en fenómenos paranormales y en espÃritus que viven en la naturaleza antes de su evolución plena, Doyle aceptaba la existencia de las hadas.
Y sucedió que, en 1917, dos chicas exhibieron sus propias fotos interactuando con pequeñas hadas (similares a Campanita, de las historias de Peter Pan) en el jardÃn de su casa. Las imágenes atrajeron la curiosidad de la gente de todo el mundo y Conan Doyle defendió, ferozmente, la autenticidad de las fotos, publicándolas en uno de sus libros.
Evidentemente, las Hadas de Cottingley, como fueron conocidas, eran un fraude. Después de años de mentiras, aquellas chicas ya adultas, confesaron que recortaron figuras de hadas de un libro, las pegaron en cartón y las fijaron con alfileres en las ramas de los árboles.
Sin embargo, resta la pregunta: ¿Cómo alguien tan inteligente como Arthur Conan Doyle pudo caer en esa absurda historia creada por niños? La Biblia responde: creer en fábulas y en otras mentiras no es una cuestión de falta de inteligencia. Se trata de una inclinación del hombre sin Dios y, por lo tanto, un problema espiritual (2Tes 2.11; 2Tim 4.4). Incluso personas de alta capacidad intelectual, cuando no conocen a Dios, son capaces de dar credibilidad a cualquier cosa y Doyle fue una increÃble prueba de ello.
Es por eso que, antes de cualquier estudio o preocupación con un CI alto, el hombre debe buscar la transformación que Cristo produce. Entonces, como nueva criatura tendrá real discernimiento espiritual y, cuando alguien le pregunte si algún mito es mentira, dirá con toda serenidad: elemental, mi querido Watson!
Pr. Marcos Granconato
Soli Deo gloria